Cambiar el tipo de leche, restringir los cereales y otros trucos para esquivar el acné en los adolescentes
Con una incidencia de entre el 80% y el 90%, puede decirse que es un mal endémico de los púberes que puede convertirse en una verdadera pesadilla. Por eso conviene, tomárselo en serio
Pasar de la infancia a la adolescencia no es tarea fácil. No lo es para los progenitores, por supuesto. Pero aún es más complicado para los propios adolescentes. Supone muchos cambios en muy poco tiempo. Nuevas amistades, intereses, preocupaciones… Como el acné. Los malditos granos que a menudo se apoderan de sus caras, hasta hace bien poco impolutas, hacen mella en su aspecto físico. Pero también, a menudo, en su autoestima.
Por eso no deben tomarse a la ligera, nos indican los dermatólogos. Ni quitarle importancia por aquello de que ‘es por la edad” o “ya se te pasará’. “Se ha relacionado el acné en la adolescencia con una mayor incidencia de depresión, ansiedad, síntomas psicosomáticos, pudor, vergüenza e inhibición social”.
Después de todo, “la adolescencia es el momento en el que se construye la personalidad, por lo que la presencia de este tipo de lesiones puede llegar a afectar en sus relaciones sociales e interpersonales”. Más aún si tenemos en cuenta que pueden llegar a causar cicatrices visibles y permanentes. Y que afecta nada menos que a entre el 80% y el 90% de los adolescentes. Es cierto que la prevalencia máxima es entre los 15 y los 17 años, pero suele empezar a asomar sobre los 12 años y disminuye sobre todo a partir de los 20.
Para tomársela en serio basta con saber que en dermatología se la considera una enfermedad. En concreto, “una enfermedad pilosebácea, que es el conjunto formado por un folículo piloso y su correspondiente glándula sebácea”. En condiciones normales, la secreción de la glándula sebácea sale con facilidad a través del orificio folicular, pero durante la adolescencia aumenta la secreción de sebo, lo que lleva a que la glándula sebácea se agrande, mientras el orificio folicular se estrecha por la acumulación de un exceso de queratina. A todo ello hay que sumarle la proliferación bacteriana y la respuesta inflamatoria de cada piel.
Esto está muy bien, pero lo que realmente quieren saber los chicos y chicas es qué alimentos concretos deben dejar a un lado, teniendo en cuenta que “no se trata de prohibir, y menos a un adolescente, pero sí de reducir consumo o de convertirlo en excepcional”. Esta medida sería recomendable tomarla con los alimentos más relacionados con la elevación de insulina: “Los lácteos, la carne roja y los hidratos de carbono de absorción rápida (azúcares)”. Los dermatólogo subrayan que la dieta mediterránea sigue siendo la mejor opción para reducir el acné. Con alguna particularidad.
Por ejemplo, hay que tener cuidado con los lácteos. “Curiosamente, la leche desnatada y semidesnatada provoca más acné que la entera”no podemos olvidar que los adolescentes necesitan consumir leche, por lo que recomienda “compensar este cambio con alimentos que aporten los mismos nutrientes; en el caso del calcio puede ser legumbres, sésamo o frutos secos”.
¿Entonces, puedo comer tanto chocolate como quiera? Sintiéndolo mucho, la respuesta es “no”.“el chocolate negro puede producir una exacerbación del acné. Quizás la opción más razonable es el sentido común, si el paciente nota un empeoramiento con la ingesta de este alimento sería recomendable moderar el consumo del mismo”. Eso, y “sustituir los alimentos refinados por integrales, incorporando frutas, verduras y legumbres en detrimento de cereales, dulces y bollería”.
Seamos realistas, no es sencillo conseguir que un adolescente renuncie precisamente a comer ‘chucherías’. De modo que hay que insistirles, además, en que lleven una buena higiene facial sin renunciar a la idea de acudir a su médico de Atención Primaria a que les ponga un tratamiento local o incluso oral. Y, por supuesto y bajo ningún concepto, explotarse los granos. “Si manipulamos el acné y especialmente sin las condiciones higiénicas adecuadas, corremos el riesgo de provocar inflamación, infección, manchas (hiperpigmentadas o hipopigmentadas) y cicatrices a causa de la abrasión de la piel”. Vamos, que deben resistir la tentación, por muy difícil que sea…
FUENTE: EL PAIS