¿Te da hasta vergüenza el ruido que te hacen las tripas y el estar siempre buscando algo para comer? ¿Te preguntas cómo puedes tener siempre tanta hambre? No te preocupes, le pasa a más gente. Hemos investigado un poco y hemos recopilado las 11 razones más comunes.

1. ESTÁS COMIENDO MUY POCO

Vale, ésta es obvia. Pero, ¿puede ser que sencillamente no estés comiendo lo suficiente? ¿Estás entrenando mucho? Quizás es que simplemente no estés obteniendo suficiente energía y nutrientes aunque comas tres veces al día.

2. TIENES SED

Sí, a veces confundimos el hambre con la sed. La razón es sencilla: el hipotálamo (la parte del diencéfalo y el más importante centro de control del sistema nervioso) regula tanto la sensación de hambre como la de sed. Cuando estás deshidratado, el hipotálamo puede mandar señales confusas. Por eso puede que te lances a por una barrita energética en lugar de a por vaso de agua. Asegúrate de beber una cantidad suficiente de agua y, cuando empieces a tener hambre, bebe antes de empezar a comer.

3. ESTÁS SIEMPRE VIENDO COMIDA

Las redes sociales son un atolladero de gente comiendo cosas con una pinta tremenda. Estamos expuestos constantemente a montones de imágenes que nos hacen la boca agua. Esto es un gran problema, ya que incluso hay pruebas científicas de que sólo ver comida nos hace desarrollar la sensación de hambre. Estas imágenes incrementan los niveles de grelina, la hormona del hambre. Así que deja el teléfono apartado. ¿Muy difícil? Entonces intenta evitar esas fotos y mejor opta por ver fotos de comidas que se vean bien, pero que sean saludables.

4. ESTÁS DURMIENDO POCO

La falta de sueño tiene una gran influencia en la sensación de hambre. Dormir poco puede llevar a reducir los niveles de la hormona leptina, que es la responsable de suprimir la sensación de hambre. Al mismo tiempo, un descanso inadecuado también lleva a aumentar los niveles de grelina, la hormona del hambre, así que se estimula el apetito. Ésta es una de las razones por las que la falta de sueño se asocia a menudo con ganar peso. Los médicos recomiendan dormir entre 7 y 8 horas cada noche.

5. TE HAS EXCEDIDO LA NOCHE ANTERIOR

Parece que no tenga lógica, pero a menudo es cierto: si te pasas comiendo a montones la noche anterior, te despertarás con hambre a la mañana siguiente. ¿Quieres saber por qué? La ciencia no tiene una respuesta clara todavía. Una teoría pone de manifiesto la relación entre el azúcar y la insulina. Por la noche, a menudo comemos demasiados carbohidratos simples (pan blanco, pasta y alimentos con azúcar). Los altos niveles de azúcar en sangre hacen que el páncreas produzca mucha insulina. Así el ciclo se perpetúa y tendrás hambre a la mañana siguiente.

6. VAS A TENER LA MENSTRUACIÓN 

Las mujeres lo saben bien: un poco antes de tener la menstruación, podrías comer todo lo que se te ponga delante. Chocolate, helado, tartas. Todo vale. Durante la segunda parte de la menstruación, el apetito y el consumo de energía aumentan. Los niveles de progesterona son particularmente altos durante este período, así que muchas mujeres se sienten enfermas o deprimidas. Este bajón puede llevar a tener antojos que a menudo que se asocian con el síndrome premenstrual.

7. ESTÁS COMIENDO MAL

No sólo comer poco hace que tengas hambre. Comer mal también puede llevarte a tener mucha hambre. Hoy en día consumimos demasiados carbohidratos simples, mientras que reducimos las cantidades de fibra, proteína y grasas saludables. El problema es que estos nutrientes son precisamente los que el cuerpo necesita y los que te hacen llenarte. Asegúrate de que sigues una dieta equilibrada y de que haces comidas regulares. Esto nos lleva al siguiente punto…

8. TE ESTÁS SALTANDO COMIDAS

Se te han pegado las sábanas y ya no tienes tiempo para desayunar. Estás estresado en el trabajo, así que te saltas la comida… Por la tarde, tienes tanta hambre que te podrías comer una vaca. Normal, teniendo en cuenta que te estás saltando comidas. Hay veces que ni nos damos cuenta del hambre que tenemos hasta que nos paramos un minuto y oímos cómo nos rugen las tripas. Sólo hay un método para evitar esta situación: ¡comer de forma regular! Haz tres comidas regulares y, si es posible, come uno o dos aperitivos al día. Es la mejor manera de mantener el hambre a raya.

9. TE ABURRES

¿Tienes hambre de verdad o es puro aburrimiento? A veces es difícil distinguir. ¿Te apetecería una manzana o un puñado de frutos secos? ¿No? Entonces no es hambre, sólo estás buscando algo para mantenerte ocupado. Busca otra forma de distraerte. Prueba a hacer ejercicio, leer un libro o quedar con amigos.

10. ESTÁS TOMANDO MEDICACIÓN

Algunos medicamentos pueden estimular el apetito y el hambre, como los antidepresivos por ejemplo. Por desgracia, éste es uno de los indeseables efectos secundarios. Los antojos desaparecen cuando terminas con la medicación. Sin embargo, no es fácil luchar contra ellos si tienes que medicarte por un tiempo prolongado. En este caso, merecerá la pena que lo consultes con el médico. Puede que se pueda reducir la dosis o cambiar a otra medicación con menos efectos secundarios.

11. COMES DEMASIADO RÁPIDO

¿Eres de los que devoras en lugar de comer? Comer demasiado rápido suele llevar a ingerir más calorías de las que necesitas. Puede que tu estómago ya esté lleno, pero simplemente continúas comiendo. Come despacio y dedica tiempo a masticar bien. Tómate al menos 20 minutos para comer, ése es el tiempo que tu cerebro necesita para darse cuenta de si el estómago está lleno o no.

FUENTE: RUNTASTIC BLOG