PLÁTANO
Esta aromática fruta tropical procura energía para afrontar los retos del día a día y ayuda a regular la tensión arterial. En la mesa cautiva con su dulzor.
Su sabor dulce, su atractivo tono amarillo y su cremosa pulpa de aroma inconfundible son un reclamo para el paladar, pero hay quizá otra razón por la que el plátano ha conquistado la mesa de los cinco continentes: esta sabrosa fruta, protegida por un higiénico envoltorio natural que la preserva de la contaminación externa y facilita su transporte, resulta tan cómoda de pelar y de comer que se puede disfrutar en cualquier lugar, sin necesidad de servilleta ni de cuchillo.
No en vano se trata de una de las frutas predilectas de muchos niños y personas mayores, aunque también resulta ideal para excursionistas y estudiantes, pues a esa capacidad para seducir y a esa practicidad se suman su riqueza nutritiva y un gran poder energético.
El plátano constituye el principal cultivo de las islas Canarias. Un 95% del consumo nacional procede del archipiélago. El suave clima subtropical permite que los cultivos tengan un desarrollo lento, con lo que la fruta alcanza un grado de madurez privilegiado con una concentración de nutrientes y sustancias aromáticas de gran calidad.
Propiedades del plátano
La pulpa del plátano maduro contiene azúcares simples –glucosa, dextrosa y sacarosa– que se transforman en energía inmediata. Por eso es muy recomendable en todas las edades para recuperar energía entre comidas o mientras se está realizando un gran esfuerzo físico.
Su contenido proteico es discreto (1,1/100 g) y la presencia de grasas casi nula (0,2 g/100 g). Además, está exento de colesterol. Es una fruta muy rica en potasio (382 mg/100 g) y magnesio (36 mg/100 g).
También en vitaminas, especialmente en betacaroteno (38 mcg/100 g), vitamina C (11 mg/100 g) y ácido fólico (23 mcg/100 g). Su contenido en fibra supone el 3%. Consumido con moderación es apropiado incluso en dietas de adelgazamiento.
Beneficios para la salud del plátano
Anemia o fatiga
El plátano resulta de mucha ayuda para recuperar fuerzas. Si se consume después de realizar ejercicio, aumenta la capacidad de resistencia ya que aporta una excelente combinación de hidratos de carbono y potasio, ambos necesarios para la actividad muscular. De hecho, muchos deportistas lo toman antes o durante la competición.
Además aporta vitaminas del grupo B, esenciales para la producción de energía en las células. Un plátano mediano procura el 20% de la vitamina B6 que se precisa al día y el 12% del ácido fólico. Además estas vitaminas protegen los sistemas inmunitario y nervioso.
Reduce la tensión arterial
Gracias al potasio, se demuestra efectivo disminuyendo la hipertensión arterial. Un plátano proporciona alrededor del 15% de las necesidades diarias de potasio de un adulto.
Combate el estreñimiento
Los plátanos verdes mejoran el tránsito intestinal por su contenido en almidón e hidratos de carbono no asimilables, aunque son más indigestos y también pueden provocar flatulencias. Por el contrario, los maduros se aconsejan en caso de diarrea porque suavizan la mucosa digestiva inflamada.
Reduce la acidez
La notable alcalinidad del plátano permite combatir la acidosis (excesiva acidez de la sangre) y en general aumentar las reservas alcalinas del organismo.
Ardor de estómago
Bien maduro y tomado antes de las comidas, neutraliza el exceso de acidez gástrica y calma los ardores de estómago.
Artritis y gota
Su consumo es útil para hacer frente a procesos reumáticos, artritis y gota. Ayuda, junto con una dieta de orientación vegana, eliminando el exceso de ácidos retenidos en el organismo.
Nefritis
Su escaso contenido en sodio, combinado con la elevada presencia de potasio, evita la retención de líquidos y la formación de edemas. Es recomendable en casos de nefritis (inflamación de los riñones) y cálculos renales.
El plátano está prohibido en una dieta de adelgazamiento: el motivo es por ser una fruta de alto aporte energético, mayor que una manzana por ejemplo. Pero incluso el plátano puede tener menos contenido graso que una manzana, pero al contener el doble de hidratos de carbono se considera excesivamente calórico. La solución es fácil para incluirlo en la dieta: tomar la mitad de un plátano en lugar de uno entero.
FUENTE: CUERPOMENTE